El proceso de darnos cuenta de que estamos en una situación de abuso es muy particular porque la violencia se manifiesta de diversas maneras. La violencia en las relaciones funciona como un ciclo, que se repite cada cierto tiempo y se vuelve cada vez más frecuente: Tensión → Estallido → Luna de miel.
¿SOY VÍCTIMA?
Si te escuchas a ti misma diciendo alguna de estas frases, te recomendamos seguir leyendo:
”Yo lo provoqué”
”Yo le hablé mal y por eso pasó esto”
”Esto pasó porque estaba borracho, él es bueno, sólo es cuando bebe que se pone así”
”Si yo hago lo que él quiere y no contesto, él no se molesta”
”Él es bueno, sólo es su carácter”
”Está así porque está estresado por el trabajo”
Estos son ejemplos de frases que puede decir el victimario:
Violencia psicológica:
“Tú sin mí no puedes vivir”
“No podrás criar a los niños”
“No puedes ir al mercado (trabajo, universidad, etc) sola”
”¿En serio piensas salir vestida así?”
”No te maquilles más”
”Sólo verás a tus amigos cuando yo diga”
”Tu familia nos quiere separar, ¿para qué quieres ir a verlos?”
”No me gusta como te habla ese vecino; ya no le respondas más”
Violencia económica:
”¿Para qué quieres trabajar?”
”Yo soy el proveedor y digo cómo se debe gastar el dinero”
“Yo decido cuándo comprar comida”
”El colegio se paga cuando a mí me dé la gana”
”Yo mantengo la casa y a los niños, ¿qué haces tú?”
“Tú me necesitas, no tienes dinero para independizarte”.
Violencia física, (viene acompañado de empujones, golpes, etc):
”Si ya sabes que no me gusta que la comida esté así, ¿por qué lo sigues haciendo? Me obligas a que esto pase”
”¿Por qué los niños hacen tanto ruido? Ya te dije que tienen que estar dormidos cuando yo llegue”
”¿Acaso te di permiso de salir?”
No importa si tu relación es de años o de algunos meses, puede incluso que vengas de una familia violenta y que hayas aprendido a “normalizar” los abusos. Debes saber que el abusador nunca se muestra violento desde el comienzo y poco a poco va limitándote y “sacando sus garras”; el control no es normal, somos adultas y el victimario debería ser un acompañante, un apoyo; no todo lo contrario.
RED DE APOYO:
Si sabes que estás siendo abusada de alguna forma, puede que te sientas aislada, que no sientas confianza con nadie o que creas que no te van a creer, pero de verdad, no estás sola.
Es común en América Latina que los vecinos o conocidos no se metan en estas situaciones porque “son cosas de pareja” o porque piensan que “no es su problema”, por eso es importante que pidas ayuda.
Las mujeres nos apoyamos entre nosotras y puedes saber que una vecina, alguien de la iglesia, la maestra de la escuela o algún familiar, hará lo posible por ayudarte.
Siempre hay alguien; si no tienes dinero para pagar un psicólogo, abogado, o para irte de casa, si se lo cuentas a alguien en algún lugar, es muy probable que esa persona sea empática contigo y te ayude. No todo el mundo tiene experiencia o herramientas, pero desde lo que puedan hacer, lo harán. Incluso muchas plataformas como Cruces X Rosas, ofrecen ese apoyo que necesitas para construir tu red de apoyo.
Belmar Franceschi, Directora Ejecutiva de PLAFAM, nos contó que la red de apoyo es de suma importancia cuando la víctima no tiene a quien recurrir y no tiene recursos económicos, pero es la víctima quien debe decidir cuándo pedir ayuda.
Además, Franceschi recomienda que preveas algunas cosas, una vez ya tengas tu red de apoyo y te reconozcas como víctima:
1. Tener un juego de llaves extras si hay que huir o te dejan encerrada.
2. Tener una palabra clave con alguien que sepa de tu situación.
3. Tener documentos importantes en un sitio o en la casa de alguien de confianza.
4. Tener dinero o alguien que te pueda guardar el dinero por alguna emergencia, al igual que ropa y medicinas.
¿CUÁNDO PEDIR AYUDA?
Sólo tú lo sabes y lo decides. Según Franceschi, lamentablemente muchas veces el punto de quiebre es cuando la víctima se ve en una situación de peligro inminente, o cuando ve que sus hijos están en peligro.
Nadie debería llegar a ese punto, hay muchas “red flags” y alertas que te pueden indicar que algo no está bien aunque la dependencia y el abuso te hagan sentir que no puedes romper “esas cadenas”.
El control, los insultos, el abuso, las amenazas, las humillaciones, los golpes…no son justificables y tampoco son amor.
Recuerda que en muchos casos nunca hay un punto de quiebre y el final es el feminicidio. Te invitamos a ver un breve video de una organización peruana, que se encargó de recolectar cartas de abusadores pidiéndoles perdón a sus parejas y luego cuentan el final de cada una de esas mujeres.
Esperamos que esto deje de ocurrir y recuerda que no estás sola.
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