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5 elementos básicos para tener una relación sana

Nacimos y nos formamos dentro de una cultura machista que se resiste a que le abandonemos como el status quo; queramos o no, mujeres y hombres tenemos interiorizadas muchas creencias machistas y misóginas que hemos puesto en práctica en todas nuestras relaciones.

Te preguntarás entonces si es posible vivir una relación perfecta, libre de violencia. Como tú eres la única que vive y vivirá en carne propia tus relaciones, prefiero dejarte a ti la definición de “perfecta”; lo que sí te propongo es comenzar por identificar cinco factores para trabajar en pareja y establecer una dinámica más sana, basada en la igualdad y la libertad.

1.La creencia de que el amor lo puede todo

Esta idea es infinitamente peligrosa porque, si el amor es omnipotente, entonces se vale que haga de todo para salvarse; el fin justifica los medios. Y dentro ese argumento caben un sinfín de posibilidades para herirse en pareja:

  1. Esto malo que me hizo y que no quiero perdonar, tengo que dejarlo pasar “por amor”.

  2. Le manipulo a través de los celos para que sienta “miedo de perderme”.

  3. Sé que él es violento pero “con amor” yo puedo hacer que cambie.

Todas estas situaciones parten de hacernos creer que el amor en pareja es la realización máxima y que fallamos cuando “lo perdemos”, por eso se justifica sacrificar tanto para conservarlo, así vaya nuestra felicidad y tranquilidad de por medio.

2. Creer que hay cosas de mujeres y cosas de hombres

Poner el piso parejo para ambos es dejar de lado los roles y estereotipos de género; desde una repartición de tareas justa hasta las acciones que se le permiten a uno u otro en función de su sexo.

¿El tipo de tareas que cada uno hace va de acuerdo a gustos y habilidades o a algún prejuicio de género?, ¿se espera que ella sea la encargada de conocer dónde va cada cosa o qué hay que hacer en la casa?, ¿pueden ambos usar de igual manera su tiempo y luchar por sus objetivos profesionales?

3. Ser individualmente responsables de sus emociones.

Todxs llegamos a una relación con el bagaje emocional de toda una vida; ¿pero por qué esperamos que la pareja nos ayude a cargarlo o se responsabilice de este?

Los ejemplos de responsabilidad emocional y afectiva han sido tan pocos que tenemos muy normalizado el culpar a otros de nuestras acciones o justificarlas porque alguien no actuó como esperábamos.

Empiecen a observar, ¿cómo son las discusiones cuando no están de acuerdo en algo?, ¿cómo reaccionan cuando se sienten heridos?, ¿hay gritos, insultos o manipulaciones?

La única manera de hacerse cargo de unx mismx en todos los aspectos, es a través de reconciliar nuestras heridas y miedos, idealmente con ayuda profesional.

4. Estar en una pareja no es ser un mismo ente con los mismos gustos y necesidades, que se entienden por telepatía.

Nos han vendido la idea de que todo es mejor en pareja y que “nada nos sabe igual” si unx falta. → Esto es codependencia.

La clave aquí es establecer el consentimiento explícito como regla de oro; no por ser pareja siempre vamos a querer que nos toquen o nos besen, por ejemplo. Comunicación y acuerdos ante todo.

Pregúntense a sí mismxs, ¿de verdad disfruto esta actividad o me estoy sacrificando para darle gusto a mi pareja?, ¿qué tan seguido he sentido que tengo que dejar de lado mis gustos o necesidades por las suyas?

5. Decidir estar juntos desde la libertad.

Pensar que no están juntos gracias al destino sino por decisión propia cambia totalmente la concepción de una relación, pues les regresa a ambos el poder y la responsabilidad de trabajar en ella.

Este último punto, aunque parte de la pareja, vale la pena tomarlo como un ejercicio personal. ¿elegí estar con él o más bien fui elegida y por eso me quedé?, ¿sentiría que soy un fracaso si decido terminar mi relación?, ¿me siento presionada por las expectativas que tienen otras personas de mi relación?

Una relación sana se construye todos los días, y aunque idealmente podríamos esperar que se trate del encuentro entre dos personas emocionalmente sanas y cuasi perfectas, la realidad es que incluso a muchas de nosotras nos falta mucho por deconstruir, por lo que lo más realista es apostar a encontrar a alguien que ya se cuestione muchas de estas creencias, que se haga responsable de sí mismo y que se sepa una parte de tu vida, no tu universo entero.

Bibliografía recomendada:

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