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¿El amor romántico es violento?

Reconozcámoslo: el amor romántico es mito. En el caso de este constructo afectivo, creemos que las recompensas vendrán de una entrega absoluta e incondicional; la credulidad de que hay alguien perfecto para nosotros que ha estado destinado desde el minuto uno de nuestra existencia nos hace persistir en relaciones violentas donde las emociones se basan en la idea social de los que es el amor. ¿Será que las expectativas rotas son las que nos golpean duramente cuando el amor romántico comienza a aceptar conductas violentas?

Este tipo de amor se ha venido construyendo desde siglos mediante tradiciones literarias como el amor cortés en donde el caballero se iba por largo tiempo para cumplir hazañas valerosas mientras que la dama se quedaba en la eterna espera de su regreso. Sin duda, las historias nos parecen verdaderos modelos a seguir, pues los finales siempre poseen felicidad en ambas personas; sin embargo, ¿qué hay en literatura de la realidad y qué hay en la realidad de la literatura?

Si nos detenemos un poco podemos ver lo complicado de las relaciones que se construyen bajo este reducido esquema; una de las partes tiende a conceder su disponibilidad absoluta por mantener un vínculo afectivo reduciendo así su vida al aspecto sentimental. Esto también muestra cómo las relaciones de poder se convierten en las precursoras de distintas conductas que se repiten una y otra vez. Muchas de esas conductas se originan al esperar que la otra persona realice los actos que le corresponden según el ideal que se ha aprendido, por lo que, cuando no se cumple lo esperado se manifiestan problemas.

Una de las afirmaciones más extendidas es el creer que el amor todo lo puede, lo cual provoca ataduras repletas de esperanza y, por lo tanto, aceptar acciones dañinas. Asimismo, se cree que lo habitual es estar en peleas constantes y perdonar todo lo que realiza el otro sin cuestionar lo que hay detrás de sus palabras y acciones. Las relaciones humanas, por más complejas que sean, deberían buscar un bienestar en ambas partes, lo que sólo se obtiene con comunicación constante; si no explicitamos lo que queremos o esperamos, no hay manera en que las gente pueda adivinarlo. Así que sí, el amor romántico es violento en tanto que acepta conductas violentas que terminan por fragmentar muchos lazos.

Uno de los primeros pasos para deconstruir ese mito romántico es considerar que el amor no es un dulce que nos colocan en nuestra bota de Rodolfo el reno en Nochebuena, sino un dulce que vamos elaborando poco a poco mediante comunicación, afinidades, confianza y, sobre todo, libertad. Una relación no tiene por qué restringirte, minimizarte y soportar toda adversidad. Tu pareja no tiene la obligación de complacer todo aquello que alguna vez quisiste o responder a tus expectativas. Lo más duro del amor es cuando te das cuenta que es tan terrenal como nosotrxs y que las historias de Disney distan mucho de cómo se llega a ser una “pareja perfecta”. ¡Conozcamos otras maneras de amar! ¿Qué podría salir mal si el amor romántico ya tiene todas las de perder?

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