“Porque alquilar el vientre de una mujer no se puede catalogar como “técnica de reproducción humana asistida”. Las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores. Es, por el contrario, un evidente ejemplo de “violencia obstétrica extrema”
Manifiesto “No somos vasijas” https://nosomosvasijas.eu/
La maternidad subrogada es un método que ha ayudado a miles de parejas a cumplir el sueño de tener un hijo. Celebridades de Hollywood, cantantes, políticos y miles de personas, han recurrido a ella, para lograr tener una familia.
Sin embargo, un tema que desde siempre ha generado diferentes opiniones, desde que se realizó por primera vez, a mediados de los años 70.
¿Qué es la maternidad subrogada?
La maternidad subrogada o vientre de alquiler, consiste en que una mujer se embaraza, previo acuerdo legal y económico, de un bebé que posteriormente entregará en adopción. Existen dos tipos:
Subrogación gestacional: la madre no tiene relación genética con el bebé y se realiza a través de fertilización in vitro
Subrogación tradicional: los óvulos de la gestante son fertilizados con el material genético del padre. Por temas legales esta práctica ya no es tan popular ya que los futuros padres prefieren que su hijo provenga de material genético propio o donantes anónimos.
Hay mujeres que no pueden embarazarse. Hay parejas LGTB+ que biológicamente no pueden engendrar. Hay personas que quieren tener un hijo biológico y la adopción no es una opción.
Y es ahí donde surge una pregunta en la que debemos reflexionar:
¿Es la maternidad/paternidad un derecho absoluto solo por el hecho de ser humanos? ¿Todas y todos tenemos el derecho de tener un hijo, solamente porque así lo decidimos no importa el costo? ¿Hasta qué límite es ético seguir el sueño de ser madre/padre?
La subrogación está prohibida o altamente restringida en la mayoría de los países industrializados, excepto en Estados Unidos y Canadá.
Por otro lado, algunos países como India, Ucrania, Georgia o Nepal no poseen la regulación suficiente para detener las llamadas “granjas de bebés”. Esto, junto a los bajos costos respecto a países más ricos, los han convertido en destinos de turismo reproductivo.
Hace unas semanas, una actriz española de más de 70 años, presentó “en sociedad” a su hijo/nieto gestado en Estados Unidos, (en España es ilegal) con material genético de su hijo fallecido. Esta noticia puso nuevamente en el ojo público el sobre este tema y hasta qué punto la maternidad subrogada está traspasando todos los límites.
En América Latina, la discusión sobre los derechos reproductivos de las mujeres, en particular el aborto, sigue siendo uno de los temas más importantes del movimiento feminista. Entonces, la maternidad subrogada surge como un parteaguas que divide las opiniones
¿Es derecho de cada mujer elegir prestar, rentar o vender su vientre con fines altruistas o económicos?
¿Podemos asegurar y proteger legalmente a todas las mujeres eligen ser vientres de alquiler?
¿Cuántas mujeres en latinoamérica están siendo forzadas a gestar bebés como en Ucrania e India?
Es un tema polémico sin duda, que tiene varias aristas y donde todo no es blanco y negro. Todas conocemos casos de amigas que han hecho hasta lo imposible por embarazarse o de parejas homoparentales a las que una adopción, en países como los nuestros, aún sigue siendo muy compleja.
Que una mujer decida prestar su vientre por motivos altruistas o por un intercambio económico, es una decisión personal, sin duda, pero debe estar amparada por un marco legal y humanitario que las protega. De otra forma, es caldo de cultivo para que sigamos siendo objetos de violencia de género y trata de personas. Y para que esa realidad distópica contada en Handmaid’s Tale, sea cada vez más real en los tiempos que vivimos.

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