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No fue el alcohol, fue el machismo

Foto del escritor: Cruces x RosasCruces x Rosas

Recientemente me encontré con la nota de que el estado de Yucatán (en el sur de México), había extendido la Ley Seca y una de las razones que algunos defendieron fue porque de acuerdo a datos no oficiales la violencia hacia las mujeres se redujo al limitar el acceso al alcohol.

Aunque los semáforos nos están haciendo regresar hacia una vida “normal”, la realidad es que hay que profundizar sobre los mitos y realidades del consumo del alcohol y su relación con la violencia.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud : “Se estima que en el mundo hay 237 millones de hombres y 46 millones de mujeres que padecen trastornos por consumo de alcohol.”

Pero ¿Qué quiere decir todo esto? ¿Por qué es importante dividir hombres de mujeres?

Recordemos que el género y sus roles son construcciones sociales, donde ciertas actitudes son valoradas como favorables en hombres y desfavorables en mujeres.

Se enseña desde pequeños que un hombre debe de aguantar bien el consumo de las copas, mientras que se descalifica socialmente a aquella mujer que se ha excedido en su consumo. Incluso, cotidianamente, se justifican abusos sexuales y otros tipos de violencia hacia la mujer por su estado etílico.

El consumo de alcohol es característico en el amor romántico de nuestra época, todos conocemos un sin número de canciones que hablan de la necesidad de alcoholizarse para olvidar o para recordar a una relación y 30 % de mujeres encuestadas en Mayo por Cruces x Rosas dijo que el alcohol daba pie a peleas y agresiones.

La realidad es que el consumo del alcohol por sí mismo no nos lleva a la violencia. La visión simplista de muchas autoridades como las del gobierno de Yucatán sólo pueden darnos soluciones a medias. Es la mezcla mortal de machismo y alcohol la que lleva a que varias mujeres sean víctimas de violencia de género.

De acuerdo a datos de la Secretaría de Salud, cerca del 30% de los hombres mexicanos consume alcohol de manera excesiva. Es justamente la educación machista la que lleva a los hombres a ver a las mujeres como su propiedad, como una extensión de ellos mismos y, en más de un escenario, como supeditadas a su presencia. Es mediante modelos machistas de educación cultural, familiar, política, que al momento del consumo de alcohol la violencia se sienta a flor de piel.

Ahora bien, lo anterior no exime a los hombres de sus responsabilidades al momento de llevar a cabo acciones violentas hacia las mujeres. Lo que se trata es de explicar que, con el machismo y su prevalencia, perdemos todos, nos hace daño a todos. Los factores claro que son varios, lamentablemente en este espacio no nos daría tiempo para abordarlos con la profundidad que se merecen. Pero entender que el sistema machista es el verdadero causante de la violencia podría llevar a planes de acción reales en todos los niveles y proceder a construir programas reeducativos como este espacio. Tenemos que dejar de normalizar la idea de que el hombre alcoholizado se vuelve violento. No mi ciela no es el alcohol, es el machismo y solo la sociedad que ha implementado este sistema puede eliminarlo de la misma .

  1. Organización Mundial de la Salud (OMS)

  2. Secretaría de Salud, Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017: Reporte de Alcohol, 2017

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